La leyenda de Sant Jordi. Un cuento para tu peque
El día 23 de abril varias Comunidades Autónomas celebran el Día de Sant Jordi, una festividad que coincide con el Día del Libro, y que proviene de una antigua leyenda. Durante la jornada, las calles de muchas ciudades se visten de tiendas de libros y vendedores de rosas: la tradición dice que los hombres regalarán una rosa a las mujeres, y éstas les regalarán un libro.
¿Y esto por qué? Ahora os contamos esta fantástica historia que a tus hijos les encantará oír.
Cuenta la leyenda…
Érase una vez un pueblo llamado la Vila de Montblanc, custodiado por una muralla y que estaba atemorizado por un dragón que vivía en sus alrededores. Sus habitantes no sabían qué hacer para que el monstruo dejara de acercarse a la muralla, así pues, decidieron empezar a darle comida para calmar su hambre feroz.
Empezaron con ovejas, luego con vacas, y siguieron dándole animales hasta que el dragón se comió todos los animales que había en el pueblo. Pero como su hambre seguía sin calmarse, éste se iba acercando aún más a la muralla. Así pues, entre todos, decidieron que tendrían que ir sacrificándose uno a uno, escogidos por sorteo y pusieron todos los nombres de los habitantes en un puchero, inclusive el del rey y su hermosa hija, la princesa.
Cada día repetían el mismo ritual: una mano inocente sacaba el papel con el nombre de la víctima. Y así fue hasta que, un día, salió el nombre de la preciosa hija del rey: la princesa, que pasaría a ser la próxima comida del insaciable dragón. Pero, como era un acuerdo que hasta entonces se había respetado, no había cosa que el rey pudiera hacer para salvar a su hija.
Llega Sant Jordi
Cuando llegó el momento del sacrificio y el dragón se acercó para devorar a la princesa, un caballero a lomos de un precioso caballo apareció. Éste consiguió clavar su espada en el corazón del dragón, acabando con él, y el corazón de la bestia empezó a caer sangre al suelo, de donde crecería un hermoso rosal.
El caballero Sant Jordi recogió una rosa del rosal y se la entregó a la princesa. El pueblo, atónito ante la repentina aparición del caballero y la muerte de la bestia más temida, no podía contener la emoción. Incluso el rey estaba tan contento y feliz, que le ofreció a Sant Jordi la mano de su hija. Agradecido, rechazó la oferta y siguió su camino.
Es por eso que la tradición dice que los hombres regalen una rosa a las mujeres y, éstas, al ser el día del libro, regalen un libro a los hombres. Aunque, a la hora de la verdad, ya todos recibimos rosas y libros por igual.
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